Literatura

Société littérarie: mucho más que una novela divertida

Lo primero que se me ocurre decir de esta novela es que es muy divertida. Y ese es el principal objetivo que debe buscar una novela. Divertir. Así que, misión cumplida.
Si me pidieran una comparación para completar esa escueta opinión, seguramente tendría la tentación de decir que se parece a las novelas humorísticas de Eduardo Mendoza, pero eso sería injusto. Ese calificativo simplifica mucho lo que contienen tanto las novelas de Eduardo Mendoza como esta.

Entre otras cosas destila una crítica social que se sirve del humor para filtrarse de entre sus líneas hasta nuestra mente. Siempre el humor ha sido el mejor vehículo para remover conciencias, por eso también podríamos encontrar en la novela conexiones con los monólogos de Gila o con las comedias de Ken Loach.
La esencia de Société Littérarie radica en que el autor maneja con maestría y eficacia el humor. Hacer reír es probablemente lo más complicado de lograr en la literatura y Mariano lo consigue con cuatro recursos muy bien trabajados: la construcción de sus personajes, las escenas, el tono y el punto de vista escogido. Esas son las piezas con las que no solo arma una historia divertida, también moldea un estilo inimitable que le distancia de cualquier comparación posible.
No debo negar que el planteamiento de partida de la novela (sumergirnos en los entresijos de una tertulia literaria de jubilados que solo leen autores muertos) no es muy seductor pero ese perjuicio se diluye a golpe de sonrisas e intrigas desde la primera página.
Así que lo más justo si tuviera que escoger algo que se parezca a Société Littérarie sería imaginar una película de los Hermanos Marx dirigida por Alfred Hitchcock.

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Miguel Torija
Ingeniero agrónomo, profesor de tecnología y escritor.

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