Opinión

Inicio cargado de incertidumbres del nuevo curso académico en los institutos

El TSJCV escucha la opinión mayoritaria de los profesores y suspende cautelarmente la implantación obligatoria de agrupaciones de asignaturas

La Conselleria d’Educació publica el Decreto con la adaptación de la LOMLOE menos de un mes antes de que empiece el curso

Faltan 10 días para que empiece el curso (el 1 de septiembre no empiezan las clases, pero empieza el trabajo de los profesores) y en la Comunitat Valenciana apunta a que será un inicio catastrófico provocado por la incompetencia y al despotismo de la Conselleria d’Educació.
Después de todo un año esperando, solo hace unos días se publicó, por fin, el Decreto con la ordenación y los nuevos currículums para adaptar la LOMLOE a la Comunitat Valenciana. Solo ahora hay una base sólida para empezar a programar el curso y solo ahora las editoriales pueden diseñar los libros de texto siguiendo esos currículums. Evidentemente tanto profesores, como editoriales han hecho un trabajo previo con la única base incierta de sucesivos borradores, que durante el mes de julio cambiaron varias veces. Un reflejo más de que las decisiones políticas sobre educación se sustentan en la improvisación y las ocurrencias.
Pero todavía quedaba el último (o penúltimo) volantazo. Y es que ayer mismo el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana paralizó la imposición de impartir algunas materias agrupadas en los denominados Ámbitos.
Ahora los centros verán como todo el trabajo realizado en el mes de julio para organizar el curso se va a la basura. Esta situación ha sido provocada por el despotismo de la administración educativa Valenciana que ha impuesto ese nuevo modelo sin escuchar la opinión mayoritaria de los docentes. Estos le han hecho saber por todas las vías posibles que la imposición era un error, pero la Administración Educativa ha hecho oídos sordos y la única solución que han encontrado es pedir amparo a la justicia.
Esta situación tampoco es una novedad; la improvisación, la imposición y el desprecio al trabajo de los profesores, forman el hábitat en el que el sistema educativo español ha sobrevivido desde hace décadas. Las Administraciones educativas no tienen ningún recato en transmitir la sensación de que desconfían de la labor de sus docentes. Buscan fuera las buenas prácticas y las innovaciones, siempre copiando a otros países para dejar claro a los profesores y a los padres que lo que aquí se hace no sirve.
Ámbitos. Esta es la nueva solución mágica que ahora queda provisionalmente en suspenso.

Informes PISA

Estos Ámbitos se supone que llegaban para salvar a los alumnos de entre 12 y 14 años (1º ESO y 2º ESO), a los que parece que no les conviene seguir estudiando las asignaturas de Castellano, Historia, Valenciano*, Matemáticas, Tecnología, Física y Química o Biología. Es mejor para ellos que estas sean sustituidas por dos Ámbitos que incluyan a cinco o seis de ellas de un modo transversal. El hecho de que durante décadas se hayan cursado por separado e impartidas por profesores especialistas, sin mayor problema y que de los centros de secundaria saliesen generaciones de ciudadanos cada vez con mejores herramientas para encontrar su propio camino en la vida, no es suficiente aval. Porque aquí lo que importa son los informes PISA. Unos informes que no redacta la UNESCO, ni la Agencia Europea de Educación, ni el Ministerio de Educación, ni las Universidades españolas no, los redacta la OCDE, la organización que vela por preservar el capitalismo y que cumpliendo ese cometido busca que la prioridad en la formación sea solo esa.
Aun así, si nos limitamos a valorar la capacidad para competir en el mundo capitalista de los españoles, tenemos una fuente de información muy cercana: los jóvenes a los que la crisis del ladrillo echó de España hace 10 años. Si les preguntamos nos dirán que fue la formación que recibieron aquí, la que les permitió competir con los jóvenes de los países que les acogieron. Ese fue el único escudo que llevaban. Pero no, ese tipo de pruebas no son sólidas. Alguien ha decidido que hace falta un cambio radical en la incorporación desde el colegio al instituto y para eso siempre es mejor mirar lo que hacen otros países, con la mitad de alumnos en cada aula, con otras realidades sociales, con otras estructuras productivas, educativas, sociales… y copiarlo (aunque en esos países comiencen a aparecer síntomas de que los Ámbitos han empobrecido la formación). Esas son las bases sobre las que se sustenta la imposición de los Ámbitos.

Ámbitos

No tengo ni idea de si estos Ámbitos acabarán funcionando. No descarto que implantados de un modo lógico (no como se pretende), serían una herramienta útil en muchos centros. Lo que sí sé es que los centros de secundaria llevan décadas trabajando con un plan específico para incorporar a su alumnado más joven, un plan que han ido evaluando y mejorando curso tras curso. Planes que han ido dando sus frutos y han mejorado los resultados, no solo los académicos (incluida la reducción progresiva del fracaso escolar), también los emocionales, la convivencia en los centros, la formación en valores… Planes que funcionan, que han posibilitado una educación pública de calidad, mejor en general que la que se puede encontrar en los centros privados o concertados. Ahora llega alguien desde un despacho y decide que esos planes no sirven, que se han estado haciendo las cosas mal y que él conoce el secreto para resolver todos los problemas. Problemas que en muchos institutos no existen, pero que él ha decidido que existen en todos y que además sabe que lo mejor es acabar con el trabajo realizado hasta ahora. Hay que unificar las medidas, acabar con la independencia que posibilitaba la adaptación a la realidad de cada centro y lo que va a solucionar todos los problemas es que un profesor de Matemáticas se encargue de la Biología o que uno de Lengua Castellana se encargue de Historia.
Además todo ello debe hacerse improvisando, con rapidez, sin ninguna transición, sin el imprescindible convencimiento, ni la formación de los profesores que los imparten.

Innovación educativa

La innovación educativa es imprescindible para que los éxitos logrados hasta ahora se mantengan en el futuro, pero debería surgir de abajo, de los que están dentro del aula, de los profesores. Ellos conocen las necesidades de sus alumnos. Pero las innovaciones vienen de arriba, de las altas esferas. Esas que, escudadas en la pandemia, ya pusieron en marcha, de modo obligatorio e improvisado estos Ámbitos y pidieron un informe a los centros para ver el resultado de esta implantación. Esas que, antes de que acabara el plazo para enviar esos informes, emitieron su valoración, demostrando que para ellas la opinión de los profesores es irrelevante. Una evidencia más de su absoluta desconfianza en los profesores.
Se equivocan al desconfiar de ellos, porque si el sistema educativo español ha funcionado, funciona y seguirá funcionando es gracias a la profesionalidad, dedicación y capacidad de adaptación a los vaivenes legislativos de esos profesores.


*En Autonomías sin lengua propia ya se considera que no deben estudiar estas lenguas “extrañas”, aunque siempre he pensado que eso sería una de las medidas más útiles para “hacer España”.

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Miguel Torija
Ingeniero agrónomo, profesor de tecnología y escritor.

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