Bullet train, Danielle y Diesel
*Advertencia: si eres sensible a la cirugía cinematográfica y no quieres que te cuenten de qué va la película, no sigas leyendo.
“Todos sabemos que el Arte no es la verdad. El arte es una mentira que nos hace comprender la verdad, al menos la verdad que se nos da a entender. El artista debe saber la manera de convencer a los demás de la veracidad de sus mentiras” Picasso
Muchas veces las películas se nos presentan como metáforas, y más allá de la advertencia de Susan Sontag, las interpretamos las generamos sin que los mismos autores tuvieran intención alguna de lanzar ese mensaje, o sí, porque nos sirven en parte para explicar la realidad o la visión que nos hacemos.
Bullet train y el huracán Danielle
Kotaro Isaka, el escritor superventas de Bullet train, confesó recientemente en una entrevista que cuando escribe no piensa en reflejar de forma directa conceptos sobre la sociedad ni hablar de su país, declaraciones que parecen casi una broma pesada. Su respuesta ¿automática o no? no dejan de convertir a Bullet train en un reflejo de la sociedad en la que vivimos, es más, casi diría que es una especie de algoritmo poético de lo que está sucediendo. Isaka habla desde un punto de partida inocente, una simple película de conceptos que a muchos todavía se nos escapan. Transformada por el guionista Zak Olkewicz con un estilo al que el mismo Kotaro idolatra, y que se acerca intencionalmente al de los Coen, Tarantino o los escritores Kanzaburo o Lawrence Block, bebe de un estilismo cinematográfico totalmente reconocible, pero justificado en una filosofía propia, nada zen.
En Bullet train el enemigo o el agricultor que planta el árbol del ciruelo como dice Hiroyuki Sanada hacia el final de la peli es la peste Blanca, un ser de origen caucásico que personifica el mal incluso entre los peores. Como motor de la trama y responsable directa o indirectamente, de meter a los protagonistas en un tren bala que huye del sur; con la fatalidad de descarrilar en el norte (spoiler), tan al norte (no geográfico) como el primer futuro huracán que se ha formado en septiembre en, las ahora cálidas, aguas del Atlántico.
Hablo de Danielle, un “huracán” que ha crecido de manera alarmante, diez veces más rápido de lo previsto por el Centro Nacional de Huracanes de EEUU. Diréis, que tiene esto que ver con Bullet train. Me sirve de simil para explicar lo que le está pasando a la tierra. Aunque la comparación parezca sacada del subconsciente del fridays for future, existe un cierto paralelismo entre Bullet train y la situación del planeta, Danielle es el ejemplo perfecto, es el pasajero 1 del Bullet planet que hemos creado, va huyendo del sur porque puede hacerlo y busca el norte. Seguramente para descarrilar.
Y ese descarrilar, lo acaba de hacer Danielle, pero también en la película, los torpes y caóticos asesinos ( alter ego de la humanidad) del tren bala (planeta). Metidos allí, sin ser demasiado conscientes y con el deseo de atrapar un maletín lleno de dinero (personaje principal / zanahoria) o de exterminar sin éxito a la peste blanca (emisiones de CO2).
Al final, de todo el viaje, quienes peor parados salen son la familia de la Peste. Es ridículo y esperable, contemplar como quien para unos es una “Diesel” de “Tomás y sus amigos”, acaba convirtiéndose en la heroína de la película.
Me he dejado a Mariquita y limón, los antihéroes junto a Sandra Bullock, Bud Bunny y el cameo estelar. Cierto es que sostienen la película con sus interpretaciones, para suerte de David Leitch. Porque a pesar de los efectos, la película es una especie de trilogia condensada, que seguramente habrá decepcionado a muchos de los entendidos del género.